Una placa base DDR4 sigue siendo una opción práctica y rentable para usuarios que construyen sistemas de gama media, priorizando la asequibilidad sin sacrificar el rendimiento. Con soporte para la cuarta generación de memoria Double Data Rate, estas placas base son compatibles con las plataformas Intel LGA 1151/1200 y AMD AM4/AM5 (a través de soporte híbrido), lo que las convierte en ideales para juegos económicos, trabajo de oficina y creación básica de contenido. DDR4 ofrece un ecosistema maduro con un rendimiento estable y una amplia gama de opciones de memoria, desde módulos de presupuesto de 2400 MT/s hasta kits overclockeados de 4800 MT/s. Aunque es más lenta que DDR5, DDR4 sigue siendo suficiente para la mayoría de las aplicaciones: 16 GB de DDR4-3600 pueden manejar juegos en 1080p, multitarea e incluso edición de video en 4K cuando se combinan con una GPU potente. Las placas base aprovechan esto mediante controladores de memoria optimizados, que admiten perfiles XMP para un overclocking sencillo y configuraciones de doble canal para maximizar el ancho de banda. La compatibilidad es una ventaja clave. Las placas base DDR4 funcionan con CPUs anteriores (por ejemplo, Intel i5-10400F, AMD Ryzen 5 5600X), permitiendo a los usuarios reutilizar componentes existentes o construir un sistema capaz con un presupuesto ajustado. También ofrecen una mezcla de características modernas y heredadas: ranuras PCIe 4.0 para GPUs y SSD NVMe, puertos USB 3.2 Gen 2 y soporte Wi-Fi 6 en modelos de gama media, asegurando que no parezcan obsoletas. Los factores de forma van desde ATX completo hasta Mini-ITX, adaptándose tanto a construcciones de escritorio expandibles como a HTPC compactos. Las placas base DDR4 económicas (por ejemplo, MSI B550M PRO-VDH WiFi) ofrecen funciones esenciales como HDMI 2.1, Ethernet Gigabit y ranuras M.2, mientras que los modelos de gama media (ASUS TUF Gaming Z590-PLUS) añaden un enfriamiento robusto del VRM, PCIe 4.0 x16 y Ethernet de 2,5 Gbps para un mejor rendimiento en juegos. La entrega de energía está optimizada para CPUs sin overclocking o con overclocking suave, con diseños de VRM que van desde 6+2 fases en placas económicas hasta 12+2 fases en modelos de alta gama (por ejemplo, ASUS ROG Strix Z590-E), soportando incluso los procesadores Ryzen 9 o Core i9 más potentes. Soluciones térmicas como disipadores pasivos de VRM o ventiladores del chipset garantizan una operación estable durante un uso prolongado. Aunque las placas base DDR4 carecen de la capacidad de futuro de DDR5, destacan por su valor y fiabilidad. Son perfectas para usuarios que no necesitan el máximo rendimiento absoluto, como jugadores casuales, estudiantes o pequeñas empresas, y ofrecen una ruta de actualización sencilla para quienes puedan pasar a DDR5 en el futuro. Con una amplia gama de opciones disponibles de fabricantes como Gigabyte, ASRock y ASUS, las placas base DDR4 continúan siendo un pilar fundamental en la comunidad de construcción de PCs, demostrando que el rendimiento y la asequibilidad pueden coexistir.